Una experiencia comunitaria de liberación

El Concilio Vaticano II fue el germen de muchas experiencias, de diversas formas de actualizar la fe y el origen de numerosos movimientos comunitarios que han tenido una historia, una trayectoria y unas opciones muy distintas.

En Una experiencia comunitaria de liberación se recoge el devenir de un grupo de personas que, hace cuarenta años, decidieron caminar juntos y vivir su fe en lo que entonces era la Parroquia Universitaria y que hoy siguen siendo una nutrida comunidad con unas opciones, una forma de estar en el mundo y de vivir su fe en clave encarnada y liberadora.

El pasado jueves 10 de mayo, invitados por el grupo Ágora del Ateneo de Madrid, se presentó en el salón del actos de la institución madrileña esta novedad de nuestro sello editorial. El acto estuvo moderado por Francisco del Barrio (del Ateneo de Madrid) y en el mismo intervinieron Elena Martín, Benjamín Forcano y Evaristo Villar. Asistieron más de un centenar de personas

Elena Martín, es catedrática de psicología y miembro de la comunidad desde sus inicios. Desde su experiencia mostró la evolución en su fe que supuso el contacto con la comunidad Santo Tomás; cómo descubrió una fe adulta, que valoraba a cada persona, comprometida. Reconocerse miembro de esta comunidad le ayudó a descubrir a un Dios cercano, no mágico y le ha abierto la mente a nuevas formas de expresar y de vivir esa fe comprometida y liberadora.

Benjamín Forcano, director de la revista Éxodo y miembro del Centro Evangelio y liberación destacó las opciones vitales de esta comunidad. En su opinión, han sabido encarnar la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios en la que todos los miembros son importantes y corresponsables. Son un buen ejemplo de lo que implica vivir en comunidad desde una perspectiva comprometida y liberadora y una plasmación evidente del sacerdocio común de los creyentes.

Finalmente, Evaristo Villar, coordinador de la obra y uno de los grandes impulsores de la misma, agradeció a todas las personas e instituciones que han apoyado a la Comunidad desde sus comienzos. A pesar de ciertos rechazos e incomprensiones, reconoció una historia en la que han crecido como creyentes y como comunidad. Mostró su gratitud, asimismo, a Pedro Casaldáliga y Nicolás Castellanos que han escrito el prólogo y el epílogo del libro y ofrecen una visión ajena a la comunidad pero llena de admiración y de apoyo.