SINOPSIS
Este relato, en el que el protagonismo recae sobre un universo humano, no habiendo por tanto un protagonista único, pretende ser una descripción de la vida de hombres y mujeres de muchos pueblos pequeños en la España de la postguerra civil. Por aquí desfilan personajes de colores muy variados y, bajo la falsa apariencia de que, en tantos pueblos de la época, como Soto del Arroyo, no pasaba nada, late un sinfín de sentimientos, amores y desamores, sufrimientos, injusticias, frustraciones, pasiones reprimidas, odios irreconciliables, pero también mujeres y hombres de buen corazón, acciones nobles, pequeñas ventanas abiertas a la esperanza.
Esas ventanas están representadas por unas cuantas buenas y entrañables personas, auténticos mediadores en busca siempre de una paz en el ámbito del yo-tú, porque no podían ir más allá. Entre ellos, destaca el maestro, don Manuel. En este relato aparece encuadrado entre paisajes. Son paisajes físicos y paisajes humanos, por los que se mueve con generosidad, en medio de dificultades, dilemas, dudas y problemas, con algunas certezas y convicciones que trata de compartir.
«Y es que don Manuel era un buen maestro y un maestro bueno».